Tras la Paz de los Pirineos de 1659, surgió la necesidad de reforzar la frontera, ya que la pérdida del Rosellón y la Cerdeña ponía en peligro el Ampurdán.
Figueras junto con Perelada fue una de las dos opciones de fortificación propuestas por el Marqués de la Ensenada. Se eligió Figueras, comenzando las obras en 1753, dirigidas por Juan Martín Zermeño, aunque debido a dificultades económicas el ritmo de trabajo fue lento. Su primera acción bélica fue en la guerra contra la Convención. En 1794, tras seis días de asedio francés, el Brigadier Andrés de Torres capituló, regresando la guarnición española tras la Paz de Basilea.
En la Guerra de la Independencia, la fortaleza fue ocupada por las primeras tropas francesas que entraron en España, utilizándolo como centro logístico durante el sitio de Gerona. Allí fue confinada la guarnición de la ciudad tras su capitulación en 1809, muriendo torturado el General Álvarez de Castro en las caballerizas del castillo. El 11 de abril de 1811, el general Francisco Rovira lo recuperó con un golpe de mano nocturno al mando de un Regimiento de Infantería que desde entonces se llamará de San Fernando. Cinco meses después, caería de nuevo en manos francesas hasta el final de la guerra.
Durante las Guerras Carlistas, San Fernando estuvo siempre ocupado por tropas del Gobierno Isabelino, siendo centro de operaciones del Ejército Liberal. En 1904 Alfonso XII visitó el castillo y ese mismo año se transformó en penal. La función carcelaria duraría hasta 1933.
El 1 de febrero de 1939 tuvo lugar en San Fernando la última reunión en España de las Cortes Republicanas, siendo volado parcialmente a continuación tras la retirada del Ejército Republicano. Más tarde, el castillo ha sido cuartel, prisión militar, centro administrativo, logístico y de representación del Ejercito.
Actualmente existe un consorcio premiado por al Asociación con la medalla de plata en el DNC2017-Barcelona. Del mismo la Fundación LES FORTALESES CATALANES, que gestiona Joan Manuel Alfaro es un referente en la visita turística y no podemos dejar de destacar su visita en barca por las cisternas o el paseo por los fosos en Jeep.
Sillería
Tipo estructura:
Complejo
Planta:
Poligonal
Elementos arquitectónicos:
El Castillo de San Fernando en Figueras es una plaza abaluartada con planta de pentagono irregular simétrico sobre un eje este-oeste. Está integrada por dos recintos que ocupan una superficie total de 550.000 m2; de ellos, más de cincuenta mil cubiertos. El recinto interior, con una extensión de 325.000 m2, consta de seis baluartes unidos por cortinas. Los baluartes se ordenan por parejas iguales entre sí, San Narciso y San Jaime y San Damián y San Felipe. El eje principal lo marcan el mayor de los baluartes, el de Santa Bárbara en el ángulo oeste del castillo; y el menor, Santa Tecla en la punta este. Adosadas a las cortinas y con salida al foso se construyeron las caballerizas que cuentan con capacidad para 500 caballos y sus jinetes. También están unidos a las cortinas los almacenes, que pueden guardar víveres para 10.000 personas en un año. En el centro del castillo, se ubica la plaza de armas, de 149 x 80 metros. Está rodeada por pabellones para el alojamiento de autoridades y mandos con sus familias y una Iglesia, no terminada. Bajo la plaza de armas están situadas cuatro grandes cisternas con una capacidad total de nueve millones de litros de agua. Al norte se ubica el hospital (destruido) y al sur el arsenal y la panadería. El recinto exterior, integrado por tres hornabeques, seis revellines y dos contraguardias, está separado del interior por un gran foso. El perímetro exterior, el camino cubierto, es de 3.120 metros. Supone un auténtico tratado de elementos de la fortificación abaluartada del siglo XVIII.
Estado:
Muy bueno
Uso actual:
Turístico
Titularidad:
Público
Tras la Paz de los Pirineos de 1659, surgió la necesidad de reforzar la frontera, ya que la pérdida del Rosellón y la Cerdeña ponía en peligro el Ampurdán.
Figueras junto con Perelada fue una de las dos opciones de fortificación propuestas por el Marqués de la Ensenada. Se eligió Figueras, comenzando las obras en 1753, dirigidas por Juan Martín Zermeño, aunque debido a dificultades económicas el ritmo de trabajo fue lento. Su primera acción bélica fue en la guerra contra la Convención. En 1794, tras seis días de asedio francés, el Brigadier Andrés de Torres capituló, regresando la guarnición española tras la Paz de Basilea.
En la Guerra de la Independencia, la fortaleza fue ocupada por las primeras tropas francesas que entraron en España, utilizándolo como centro logístico durante el sitio de Gerona. Allí fue confinada la guarnición de la ciudad tras su capitulación en 1809, muriendo torturado el General Álvarez de Castro en las caballerizas del castillo. El 11 de abril de 1811, el general Francisco Rovira lo recuperó con un golpe de mano nocturno al mando de un Regimiento de Infantería que desde entonces se llamará de San Fernando. Cinco meses después, caería de nuevo en manos francesas hasta el final de la guerra.
Durante las Guerras Carlistas, San Fernando estuvo siempre ocupado por tropas del Gobierno Isabelino, siendo centro de operaciones del Ejército Liberal. En 1904 Alfonso XII visitó el castillo y ese mismo año se transformó en penal. La función carcelaria duraría hasta 1933.
El 1 de febrero de 1939 tuvo lugar en San Fernando la última reunión en España de las Cortes Republicanas, siendo volado parcialmente a continuación tras la retirada del Ejército Republicano. Más tarde, el castillo ha sido cuartel, prisión militar, centro administrativo, logístico y de representación del Ejercito.
Actualmente existe un consorcio premiado por al Asociación con la medalla de plata en el DNC2017-Barcelona. Del mismo la Fundación LES FORTALESES CATALANES, que gestiona Joan Manuel Alfaro es un referente en la visita turística y no podemos dejar de destacar su visita en barca por las cisternas o el paseo por los fosos en Jeep.